martes, 25 de noviembre de 2014

El equilibrio es imposible

Te echo de menos (lo escribo aquí porque a alguien tenía que decírselo, y a ti me faltan cojones).

Hace tiempo que deseché esa tendencia que tenemos de cuantificarlo todo, de intentar llevar lo cualitativo a lo cuantitativo. Para limitarlo, restringirlo, CONTROLARLO. Somos animales de costumbres, y eso es a lo que nos han acostumbrado.

Muy extrañada, una amiga le pregunta...
+¿Cómo se puede sentir tanto por una persona que físicamente solo ha estado dos semanas en tu vida? Si me dijeses que os conocéis de hace años.
A lo que la otra contesta..
- ¿Cómo coño eres capaz de medir la intensidad de los sentimientos? ¿En días, horas y segundos? ¿En número de experiencias vividas? Mejor no me lo digas, publica tu método infalible y hazte rica.


Los sentimientos, las emociones.. No tienen un patrón genérico por el cual se rijan, ojalá fuera todo tan sencillo. Y cuesta aceptarlo, porque entenderlo es imposible.

Que en la cama de otro el corazón no me late tan deprisa como con un jodido mensaje tuyo. 
Que ojalá algunas manos me tocaran como me tocan tus palabras. 


viernes, 7 de noviembre de 2014

Aquella noche no llovió

Aquella noche no llovió,
ni apareciste disculpándote, diciendo, mientras te sentabas,
"Perdóname si llego tarde.."
No me abrumastes con preguntas, ni yo traté de impresonarte
contando tontas aventuras,
falsas historias de viaje.
Ni deambulamos por el barrio
buscando, algún tugurio abierto,
ni te besé cuando la luna
me sugirió que era el momento.
Tampoco fuimos a bailar,
ni tembló un pájaro en tu pecho
cuando mi boca fue pasando
de las palabras a los hechos.
Y acabamos en la cama,
que es donde acaban estas cosas,
ardiendo juntos en la hoguera
de piel, sudor, saliva y sombra.
Así que no andes lamentando
lo que pudo pasar y no pasó:
aquella noche que fallaste,
tampoco fui a la cita yo.