Te
escribo a ti pequeña, sé que estas dormida en algún rincón de mi
ser, entre ositos de peluche y cuentos de hadas. La razón por la
cual hago esto es porque necesito que te enteres, que la
vida es más dura de lo que ambas creíamos, que el amor duele más
que cualquier herida física, que hay personas malas... muy malas, y
alguna de éstas pueden esconderse tras la palabra "amigo".
Es
justo que sepas que encontrar a nuestro "príncipe azul" es un
tormento, pero tenerlo al lado es aún más difícil. Debes saber que
la vida se lleva a todos a su paso: a papá, a mamá, a la abuela...
Ahora todo es complicado, pequeña: la cama ya no es para dormir, y
si duermo ya no es para soñar...
Aún
así, a pesar de que el mundo es oscuro y difícil, necesito
que sepas... Que crecer vale la pena, que besar y enamorarse no tiene
posible comparación, que caer y luego levantarse es un arte que se
aprende con el tiempo, que las heridas dejan cicatrices que nos
enseñaran a sonreír.... Y sobre todo, necesito que sepas que lo más
bello de la madurez son los recuerdos de la infancia.
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