miércoles, 3 de octubre de 2012

Que tengo cicatrices del tamaño de su nombre, que a veces bebo para olvidar que no le olvido

A veces es como si gritara pero nadie pudiera oírme. Es un sentimiento reprimido que emerge de lo más profundo, que hiere cuando sale. Esa es la razón por la que tan a menudo olvido que tengo que sacarlo, que tengo que dejar que esa rabia salga de vez en cuando, y qué mejor que en forma de lágrimas. Nadie entiende que aunque pase el tiempo a mi me duele igual, que aunque debería odiarlo, no puedo evitar acordarme de él y dibujar una sonrisa en mi cara. Aunque solo sea por los buenos momentos... Aunque solo sea por eso...

Si cierro los ojos, parece que lo estoy viendo. Lo recuerdo aquel día mientras comía con mis padres, y él sentado en la mesa de al lado no se cansaba de mirarme. Mirarme como él me miraba, con aquellos ojos verdes que tanto le brillaban esa mañana de verano, y que parecían iluminarse un poco más si cabe con cada "guapa" mudo que salía de su boca. 
Un susurro, ni siquiera eso, un simple movimiento de labios..y a mí me hacía sonrojar. Entonces se me olvidaba que estaba en la piscina, con mis padres y sus amigos, se me olvidaban los niños que había correteando, el trajín del bar, la música alta de la radio... solo estábamos él, y yo. Yo, que me sentía la persona más feliz del mundo en ese momento. Porque lo quise, pero me di cuenta tarde. 

"Mientras yo me desvestía, él ya se estaba poniendo los zapatos..."

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