Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar con la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno": dos personas pensando igual, actuando igual... No nos contaron que eso tiene un nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia podremos tener una relación saludable.
Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas.
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