Entonces solo te queda refugiarte en la música. Encuentras esa canción que expresa exactamente como te sientes, que parece estar hecha a la medida exacta de las emociones que recorren tu cuerpo en ese momento. El resorte de un extraño mecanismo se acciona y ya solo te apetece escucharla en la cama una y otra vez. Y así, poco a poco, sientes que el mundo te da una tregua y te deja vivir un rato. Y ojalá no me entendáis...
No hay comentarios:
Publicar un comentario