domingo, 1 de septiembre de 2013

Hay días en los que no estás para nadie, tienes a gente que te escucha pero sientes que nadie llega a entenderte de verdad.
Entonces solo te queda refugiarte en la música. Encuentras esa canción que expresa exactamente como te sientes, que parece estar hecha a la medida exacta de las emociones que recorren tu cuerpo en ese momento. El resorte de un extraño mecanismo se acciona y  ya solo te apetece escucharla en la cama una y otra vez. Y así, poco a poco, sientes que el mundo te da una tregua y te deja vivir un rato. Y ojalá no me entendáis...


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