lunes, 9 de diciembre de 2013

Balance final

Aprendí que lo importante es el balance final, que la vida no es contar los baches que te encuentras. Que la vida, por cojones, tiene que ser algo más que eso.

Algo así como ser feliz, como llegar a casa a las 2 de la mañana un domingo, con un beso aún en los labios y el olor a feromonas impregnado en tu piel. Y encontrarte a tu madre en tu cama, diciéndote que aún no ha llegado tu hermano, pero que le ha escrito por whastapp para que le saquemos la cama de abajo. 

Parece que al fin nos pusimos los tres de acuerdo en algo

Y ahí estábamos, a los 2:30 a.m., contando anécdotas de la semana y riéndonos a carcajadas. Que todo el mundo se enterara de que estábamos viviendo eso que llaman vida, experimentando eso que llaman felicidad. 

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