Ya llegó la Navidad. Y joder qué rápido pasaron estos cuatro meses. Tenía unas ganas inmensas de irme de casa, pero nunca pensé que todo me fuera a salir tan de puta madre. En apenas unos meses he aprendido a valerme verdaderamente por mí misma.Cosas tan simples como poner una lavadora, mantener (más o menos) limpia una casa, sacar dinero, comprar por Internet, abrir una cuenta bancaria y demás papeleos de los que siempre se había ocupado mi madre. Y no ha sido duro ni mucho menos. Si tuviera que calificar de alguna manera esta experiencia, un paso más en mi proceso de maduración, llamaría a esta etapa divertida. Ha sido increíblemente divertida.
He conocido a gente indescriptible. Mentalidades hiperabiertas, humildes, francas, cultas, TRANSPARENTES, con criterio, interesantes, locas, divertidas, muy muy de mi rollo. Y ahora recuerdo las palabras de aquella profesora que decía que donde conoces a tus amig@s de toda la vida es aquí, en la universidad. Porque encuentras a gente tan distinta que por cojones algunas tienen que ser como tú. Qué razón tenía... Quizás en 4 meses no conoces a alguien de verdad, y quizás sea precipitado decir lo siguiente, pero tengo la fuerte impresión de que algunas de las personas que he conocido van a ser amigos míos durante mucho tiempo, por no decir siempre.
También he aprendido a valorar más lo que tenía en casa, y ahora todo va mucho mejor. Y como no, aprendí quién era de verdad mi amigo y quién no de los que dejé atrás. Y me reconcilié con él, aunque parezca imposible después de todo. Los dos teníamos cosas que perdonar al otro, y lo hicimos. Era lo que me faltaba para estar bien del todo.
Y por último están ellas, que me hicieron este camino hacia la medio-independecia muchísimo más fácil. Qué habría hecho estos primeros meses sin ellas... Hubieran sido un completo desastre, no me cabe duda. Menos mal que las tengo ahí siempre (:
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