Me encantaría saber de ti. Es increíble cómo después de tanto te sigo echando de menos. Sigo sintiendo que me faltas. Sigo añorándote como el primer día. Me gustaría encontrarnos en un café. Por casualidad. Que el destino nos guiñara un ojo, y ambas nos sentáramos en la misma mesa, justo en frente la una de la otra. Y mirarnos justo a lo ojos, pedir dos capuchinos, y descubrir que seguimos ahí. ¿Dónde? Detrás, detrás de tantas leyes y tantas normas. Tú y yo siempre estuvimos al borde del acantilado. Me encantaría descubrir que seguimos ahí, justo ahí, porque ese es nuestro sitio. Y hablar, expresarnos, sacar fuera lo que durante tanto tiempo hemos guardado. Y darnos cuenta de la realidad. Sí, de la realidad. Demasiado pronto para decir que se ha acabado, demasiado tarde para decir que será como antes. Pero sería un comienzo.
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