En la vida no se puede tener todo, pero hay que aspirar a ello, porque la felicidad no es una meta sino un estilo de vida ;)
miércoles, 22 de agosto de 2012
Como cada mañana, nada más levantarme siento una presión constante en el pecho. Cómo explicarlo para que me entendáis... Es como si llevara un chaleco de hierro muy ceñido y pesado, que me oprime, y me hace difícil hasta el respirar. Cada vez que tomo aire tengo que hacer un esfuerzo inmenso para que el chaleco se separe un par de centímetros de mi piel, lo estrictamente necesario para permitir que el aire entre en mis pulmones. Si respirar me cuesta trabajo, ya no os digo caminar. Parece que llevara una mochila con 30 kilos a la espalda. Y de hablar ya paso. Pudiendo negar y afirmar con un leve movimiento de cabeza no necesito más. Tampoco es que tenga mucho que decir. O puede que sí, pero no a las personas que están ahí para escucharme. Aún así no creo que puedan llegar a entender el vacío kilométrico que siento dentro de mí. Ya podría estar en Bélgica en el Tomorrowland, rodeada de 180000 personas, y seguiría sintiéndome igual de sola. Porque solo necesito el calor de una persona, y esa persona no me lo da.
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