sábado, 22 de febrero de 2014

Interdependencia de chupasangres

Llegué a la conclusión de que solo somos eso. Chupasangres en busca de otros chupasangres que solo encuentran la plenitud en aquel que es al mismo tiempo del que reciben y al que dan


Y la relación no es eterna, dejémonos de mitos ya. Dura lo que tiene que durar: mientras que uno aporta al otro, y el otro al uno. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Fuera de esto se puede considerar relación, pero no una relación que nos sacie por completo. Hay muchos tipos de relaciones, y a la mayoría de ellas yo las llamo insanas. Relaciones de dependencia, de obsesión, de conveniencia, de fachada (llámese postureo también), de castillos en el aire, etc. 

Al fin y al cabo no se nos da mal mentir, pero se nos da jodidamente bien mentirnos. 

Aceptemos de una puñetera vez que ni buscamos la independencia, ni la dependencia de otro a nuestro ombligo-centro del universo.
Aceptemos de una puta vez que lo que verdaderamente ansiamos, como un grito ahogado que llevara años luz vagando por nuestra alma sin ser escuchado, es la interdependencia.

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