Esta mañana cuando volvía del instituto, chispeaba. Cinco minutos después, como decimos aquí en mi tierra "estaba cayendo la de Dios". Sin embargo, sobre las cinco cuando volvía de la academia, brillaba tanto Sol que me he arrepentido de no llevar las gafas de Sol en la mochila. El día era el mismo, miércoles 3 de abril de 2013. Pero el tiempo había cambiado, y el día ya no parecía el mismo, aunque evidentemente lo era.
Ocurre igual con las personas. Las personas no cambian, pero sí las circunstancias y con ellas sus sentimientos, su manera de comportarse. A pesar de ello, no hay que olvidar que siguen siendo las mismas. Y es importante entender esto. Entender, que cada persona es de una determinada manera, y que esperar que cambien es una pérdida de tiempo. ¿Intentarlo? Una pérdida de esfuerzo. Tan solo podemos aceptarlo, tragarnos la impotencia de no poder hacer nada al respecto, y quizás después llegue esa ansiada paz interior. Ese "sentirte bien", así, sin más. Aunque no puedo asegurar que esto sea cierto, porque yo aún no lo he conseguido. No he conseguido aceptarlo.
Así que, si no puedes cambiar algo, aléjate de él. Por lo pronto yo voy a ver si empiezo el curriculum y así consigo alejarme. Pronto, muy pronto.
¿Qué como me va todo? Mal. Asquerosamente mal.
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